Los desguaces tienen la obligación de verificar cada una de las piezas que van a ingresar a su inventario, con el objetivo de garantizar su calidad. Esta verificación debe ser realizada por un equipo de expertos que validen si la pieza de segunda mano aún tiene vida útil o por el contrario, debe ser descartada. Este proceso debe ser cuidadoso, sobre todo, en los motores de coches siniestrados porque es una de las partes más importantes de un vehículo.
Antes de que una de estas piezas salga a la venta, el desguace debe realizar una serie de pruebas, previas al proceso de descontaminación y desmontaje. En primer lugar, es fundamental revisar los niveles de aceite y líquido anticongelante, para reconocer las primeras consideraciones que hay que tener del motor.
Una vez que se tenga este diagnóstico, hay que colocar los niveles al máximo de ambos fluidos para verificar la capacidad de arranque. De esta manera, se puede tener una conclusión del estado de la junta de la culata, el consumo de agua y aceite, sistema de refrigeración, nivel de compresión, pérdida de líquidos, presencia de anomalías o ruidos (tanto en la parte externa, como en la parte interna).
Luego de realizar todo este delicado proceso, los motores pasan a un lugar especial para ser descontaminados, es decir, se le extrae el aceite y el anticongelante para poder reciclarlo. De esta manera, pueden ser desmontados, lavados, identificados y clasificados para ofrecerlos a los clientes.
Los motores nuevos son piezas sumamente costosas, por eso muchas personas han preferido buscar las opciones de motores de coches siniestrados. Todo aquel que aproveche los beneficios de esta adquisición podrá tener la seguridad y sobre todo la confianza de haber comprado un producto de calidad.