Tras la desgraciada pérdida de una familiar o amigo lo último que deseamos es oír hablar de trámites, de dinero y de problemas. Pero ante este tipo de situaciones hay que actuar rápido ya que existen miles de personas que se encuentran como beneficiarios de pólizas y se enteran bastante tiempo después de la trágica pérdida e incluso, en ocasiones, nunca se llegan a enterar. Y es que si constas como beneficiario de una o varias pólizas de diversas aseguradoras deberás realizar los trámites para recibir la indemnización que te corresponde.
Si tienes dudas y no sabes bien si la persona fallecida contaba con algún tipo de seguro en el que constes de beneficiario y debas percibir una cantidad de dinero X, es adecuado ponerse en marcha para averiguar si la persona disponía de alguna cobertura por fallecimiento. Cada año son miles las personas que pierden la posibilidad de recibir la indemnización por la muerte de una persona por el desconocimiento de la existencia de la póliza de seguro.
Es una auténtica lástima que ese dinero quede en manos de la aseguradora al no ser reclamado por nadie, ya que seguramente, como todo el mundo hace a la hora de contratar un seguro de vida o salud, la principal intención del contratante de la póliza es dejar la vida más o menos solucionada al beneficiario, intentado proteger a la persona o personas si en algún momento de la vida les faltaba.
Son miles las personas que una vez fallece la persona se enteran de que había un seguro del que son beneficiarios. Para evitar que la póliza o pólizas queden sin cobrar hay que moverse de inmediato. Esto también implica sorpresas desagradables, como enterarse que el fallecido contaba con un seguro pero que la persona que pide información obtiene la respuesta de que no es beneficiario y es una tercera persona que desconoce (por ejemplo casos de maridos donde no la beneficiaria no era la mujer, sino otra persona). En estos casos no puede revelarse el nombre de la persona beneficiaria por confidencialidad.